Rey sombra

Rey sombra

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Me encanta que haga frío

(por la mañana)

Sin tomar café las mañanas parecen más largas. Se pasean ante nosotros con un rítmo plomizo, pausado y pesado. Es en estos momentos en los que nos vemos envueltos en sensaciones contrarias de pesadez y agetreo. Como esta servilleta, estática hasta la llegada de mi mano que ahora raya con un boligrafo su superficie.
Ha comenzado el día. Bienvenido.

(por la noche)

El día tras amanecer se ha apresurado en pasar de largo por delante de mi vida. El cansancio matutino se fue esfumando cual bruma con la subida del sol. A partir de ese momento estaba preparado para todo. Me encanta que haga frío, me hace sentir vivo, activo, eficaz. Pasear por las calles llenas de obras y transeuntes que buscan un punto de calor en su cuello y el descanso de su lugar de trabajo. Todos pasan incoscientes de quién soy, de qué puedo llegar a ser. Se deslizan por la ciudad dejando un rastro invisible, imperceptible. De este modo llegué al medio día con la tranquilidad de que nada me preocuparía hoy. Vencer los problemas, aunque sólo sea por un día, es una sensación increible. No obstante sigo empeñado en que todos esos "problemas" no son más que excusas que yo mismo me pongo para demostrarme que tengo que seguir adelante, que tengo que progresar, mejorar.
Hoy ha sido un día en el que yo he pasado desapercibido hasta para mí mismo, sólo el frío me ha conseguido encontrar.



¿Se adapta esto a la realidad? ¿Es mi diario lo que escribo? Quizás el día ha sido más activo de lo que refleja el texto. Las relaciones sociales han sido intensas y han hecho que mi conciencia se relajen, de ahí mi falta de entusiasmo, que es muestra del bienestar que siento en un día en el que la monotonía me ha hecho salir de la costumbre. El frío ha entrado en mi cuerpo y me ha hecho sentir bien, ¿qué más puedo pedir?

1 comentario:

Pi en el caos dijo...

Me gusta, me gusta. Deberia pasarme más a menudo, y escribir en mi blog de nuevo...

Otoño, el ultimo libro que me empecé a leer fue Otoño En Pequín de Boris Vian, que no habla ni de Otoño ni de Pequín, pero es taan surrealista ^^

Saludos