Uno entre iguales.

Es raro ver como las cosas pasan sin nada más que aportar que su simple presencia. Nosotros nos empeñamos en conocernos plenamente, nos sentimos al mismo tiempo únicos, pero sabemos que no somos más que una masa inerte, una sociedad, una cultura. Todos tenemos la sensación de ser únicos, y algunos increiblemente desarrolladas. Es bueno ser uno entre todos los demás. Hoy me he sentido uno entre todos los demás, he hecho lo que alguien quería que hiciese. Qué más da si no sé quién es ese "alguien", Yo lo he hecho y me he sentido bien. Quizás ese alguien no fuese más que yo, que dentro de la igualdad me sentía único, diferente. Los griegos antiguos tenían ese concepto inculcado en su vida, todos eran uno, pero ese uno se diferenciaba de unos a otro. No eran lo mismo que un soldado matara a que lo hiciese un campesino, pero todos formaban una idea de ellos mismos. Todos se consideraban iguales, todos menos aquellos que los gobernaban, que los defendían o que siemplemente les alimentaban... los esclavos quedaban excluidos drásticamente. Por lo tanto, la igualdad de estos residia en sus diferencias. Todos somos especiales, deseamos serlo y eso nos hace serlo. Buscamos caminos diferentes a los que nuestros padres nos marcan a los que nos inculcan desde que eramos críos, queremos definirnos como únicos y esto es lo que más semejanza nos trae. Nos encontramos perdidos y buscamos la salida que no es otra que la entrada a la unanimidad... palabra que se explica con la palma de la mano. Todos deberíamos mirar a nuestro alrededor y ser conscientes de que nada es más probable en esta vida que encontrar un mundo diferente, complicado y confuso, pero que este mundo no es más que un reflejo de lo que nosotros mismo vivimos en nuestro interior. El orden del caos.

Deslízate.

Pollete.

El día pasado pasa desapercibido por mi mente. Recuerdo el sol, recuerdo el calor, pero no recuerdo el día en sí. Me desdigo de lo que he dicho, aunque no llegase a decir nada. Mientras tanto la sensación de incertidumbre se va apoderando de mí cada vez más y más deprisa. Los últimos, primeros, o segundos; como prefieran denominarlos, exámenes están al llegar y yo cada vez me siento preparado... ¡oh no! Lilith ha pasado este mes desapercibida, la verdad es que me he dejado atrapar por sus aguas turbulentas. Y ahora está lejos, dispersa, como el agua que queda en una botella agitada. La recuerdo con toda mi alma, la deseo, a veces incluso llego a olerla, a sentirla, pero sé que es mi cerebro el que crea esta sensación. Mientras tanto sigo pensando en el desliz, en lo que me hace continuar, aunque algunos crean que me detiene. Observo como voy pasando lentamente por mi vida, dejándola ser. Me sigo deslizando.

El día parece empezar tranquilo y sin preocupaciones... a ver como termina.

Y mientras

El día parecía ser tranquilo. El cielo dibujaba algunas nubes que poco a poco comenzaron a simular el otoño. La mañana ha pasado con los pensamientos ordenados, forzados por un estúpido pero entretenido crucigrama. Tras este unas conversaciones fuera de sentido, llenas de palabras y de silencios, algunos incómodos, algunos necesarios. Con el tiempo y el color plata de la atmósfera me he perdido en los delirios de una civilización. Todo esto mientras tanto recordando un acantilado, verde, azul, gris. Me tranquilizo y vuelvo a tomar aire. Pasa el tiempo y el día y el mes se termina, todo el año pasa fugaz ante mis ojos... ¿lo estoy mirando? Tengo tanta sensación de pasividad que me siento totalmente activo. La tarde ha pasado, la noche a disimulado su entrada y me ha dejado disfrutar de ella. Disfruto mi paseo hasta el fuego del hogar y descanso.

Sueños de un desliz.

Tierras altas.

Y sé que estoy en tierras altas, y sé que tengo que caer. Ya sabes, estas cosas pasan. Así que dime que te volveré a ver.... dormida dulce como un ángel a las puertas del eden.

Luna llena.

La primera luna llena de la primavera ha llegado. Toda la realidad se ve bañada por la luz de esta, se deja deslizar entre sus dedos. Las nubes pueblan el cielo y el dios cristiano pasea por las calles de las ciudades convertido en hombre sufridor, que teóricamente paga por los pecados de todos los que lo admiran. Sólo esculturas, solo retratos de muerte y pasión. Dejo que pase el tiempo y me agarro de su mano, me detengo ante la luna y en ese momento me dejo deslizar...

Deslízate.