Rey sombra

Rey sombra

martes, 2 de noviembre de 2010

Espejo

Sigues igual. No ha cambiado nada. Cada cuadro es similar al otro. Cada silueta copia de la anterior. Sombras repetidas en la pared de la habitación
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Pasan. Pero tú no, tú sigues igual. El humo se desvanece. El agua se evapora. Y tú petrificado. Sigues ahí. Nada nuevo bajo el sol.

(deslizate que es gerundio)

martes, 26 de octubre de 2010

Habitación 214

Me he despertado en la cama de un hospital. Hacía sol fuera. Lo he visto entrar por la ventana de la habitación de enfrente. ¿cómo he llegado aquí? No recuerdo mucho de lo último que hice. Tampoco me encuentro dolorido. Simplemente me siento muy descansado y feliz. Quizás esté drogado, estos médicos hacen lo que sea por no escuchar a los pacientes. La verdad es que tengo suerte, mis compañeros de la habitación parecen comatosos y la televisión está apagada, por lo que puedo disfrutar de un silencio relativo. Me siento cómodo aquí, la cama ayuda al menos. Nadie viene a verme y ya empiezo a impacientarme. No tengo mucha noción del tiempo pero debo llevar aquí más o menos despierto, sin que aparezca nadie o pase alguien por el pasillo, al menos dos horas. La verdad, no entiendo de dónde sacaran esas imágenes de pasillos de hospital atestados de camillas y enfermos. Aquí no hay ni una sencilla enfermera cansada. O un celador que huye a fumar a la escalera de incendios, que presupongo al final de un pasillo que no he podido más que imaginar largo, inmaculado, con puertas numeradas a ambos lados y al fondo una puerta de escape para incendios. Quizás cruzaría en el centro con otro pasillo, quizás cambio de especialidad. En qué planta me encuentro... por el estado de mis compañeros de habitación no debe de ser muy grave... ¿o sí? Están dormidos profundamente, su respiración es invisible y rítmica. No se si están en coma o simplemente profundamente drogados. No hay maquinas conectadas a ellos, ni a mi. Una simple vía y un gotero es lo que nos acompaña a los tres, como si fuese gracias a eso por lo que vivimos. Dependemos de una bolsa de agua salada. El que está a mi derecha, a demás, tiene una bolsa colgada con un líquido amarillento y cobrizo a la vez. Orín de gran reserva. Me pregunto si yo tendré una. Miro a mi derecha e izquierda y veo la misma bolsa, con menos líquido, más brillante y amarillo que el de mi vecino. Deduzco que el tercer compañero también lo tendrá. ¿qué es lo que ocurre? ¿cuánto tiempo llevo aquí? ¿por qué no viene nadie a verme, por qué no pasa nadie por este pasillo que no paro de mirar? Deben haber pasado al menos ya tres horas, o cuatro. Me empieza a agobiar este silencio. No soporto la respiración arítmica de mis compañeros de habitación. De este cuadrado blanco sin más decoración que una triste televisión de monedas. La ventana que tengo a mi izquierda solo deja ver un frío muro de ladrillos cocidos. En la habitación de en frente solo veo los pies de la cama y una ventana que deja entrar el sol y algo de cielo azul. Las tres camas parecen ocupadas como en la mía. ¿pero es que aquí no hay visitas? Me siento agotado. Esto se ha convertido en una cárcel. Me intento levantar de la cama pero no puedo apenas levantar cuarenta grados la espalda. El cansancio es horrible. Debo estar muy deteriorado, ¿cuánto tiempo llevaré aquí? ¿qué me habrá ocurrido? No Puedo recordar nada... qué hice por última vez... Uff, voy a cerrar los ojos un segundo. Si descanso un poco quizás pueda recordar algo...



-¿Algún cambio en el pasillo de los que están en coma?



(deslízate)

miércoles, 20 de octubre de 2010

Buenas noches.

Y sólo me pregunto sí podré dormir contigo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Una chica.

Una chica espera junto a la torre de la iglesia. Parece despreocupada. El sol roza sus pies, pero no los calienta, no hace falta. Frente a ella una floristería comienza a montar su puesto en la calle. La Plaza ya está llena de vida. Coches pasan por las calles continuas. En los bares huele a café y tostadas. Algunos periódicos se amontonan sobre las esquinas de las barras. El frutero recibe con una broma al repartidor que trae naranjas, kiwis, aguacates, limones, platanos y uvas. Una nube pasa justo por la linterna mudejar de la torre. La chica ya no está.

domingo, 10 de octubre de 2010

sucesos

A veces llegan los momentos, las estaciones, ese gesto, y no somos capaces de aprovecharlos como es debido. No sabemos defendernos ante tales situaciones. Una vez llega el otoño nos apagamos. Este año no. Este año el otoño ha empezado cuando debía. Hay nubes que parecen pintadas en el cielo, para que pase rápido este día. Mi humo las nutre. Tranquilidad de un domingo que despertó con el sol, y durmió la siesta con un beso robado. Nunca terminaré de ver esa película. No en domingo al menos. Por delante dos días más...

sábado, 18 de septiembre de 2010

calma

Siguiendo, sin prisa, disfrutando cada vez más. Si se calma el tiempo se calma el mundo. El espacio se vuelve agradable y todo es más fluido. Hay sol fuera...

jueves, 16 de septiembre de 2010

sweet morning

No es el momento de buscar algo trascendental. Basta con algo simple. Cotidiano. Debe de estar ahí siempre pero pasar desapercibido. Debe suponer un esfuerzo que, a su vez, sea algo natural. No debemos dejar pasar nada y olvidarnos de todo. Quizás así nos cueste menos despertarnos por la mañana

miércoles, 15 de septiembre de 2010

estivar

Acabar de despertar para querer volver a dormir... esa es la misión estos días, que pasen. Dentro de poco llegará el otoño y con él las nuevas obligaciones, o la repetición de aquellas que no se cumplieron. Necesito una rueca y una alcahueta, esos son los ingredientes perfectos para pasar el tiempo. Advertido estoy.

viernes, 10 de septiembre de 2010

buscando sentido

¿Y si esto... por existir, fuera arte? No creo que tuviera sentido

viernes, 6 de agosto de 2010

Ahora nos miro y lo se...

domingo, 20 de junio de 2010

la breve gratitud

Mientras escuchaba música me he sorprendido a mi mismo pensando en que jamas escribí nada bueno sobre ti. O al menos que lo fuese lo verdaderamente bueno. Pasado el tiempo, no demasiado, comencé a escribir. Pero esta vez no sobre ti, sino sobre mi yo sin ti, mi yo nuevo. Recuerdo que esos días eran fantásticos, todo era tan agradable que hasta me gustaba sentirme mal por todo. Era lógico no entender lo que pasaba. Al menos para mí lo era. Eran momentos increíbles. Buscaba tantas cosas en ese momento. Entonces lo sabía, pero ahora lo corroboro, ahora que he dejado de buscar tantas cosas, y por eso tu recuerdo viene con más fuerza, aunque ya no es pesar, ni remordimiento, ni si quiera compasión o lo que se supone que sea correcto sentir. Me siento de puta madre. Son cosas que tiene la vida. Ahora me alegro de haber vivido aquello. Te miro y lo hago con ternura. Y eso no me lo puede quitar nadie.Y mucho menos tú. Siempre estarás ahí... como una imagen. Y yo iré a buscarte para sentirme bien en los momentos bajos, recordando que una vez tomé decisiones que acarrearon historias, algunas aquí desparramadas.

Absurdamente, Gracias por tu indiferencia.

lunes, 10 de mayo de 2010

un recuerdo


El viento traía consigo nubes y sol, suficiente como para refrescar y quemar un poco nuestra piel. Allí, cerca del río, sonaba música sin parar. No podíamos dejar de mirar cómo nos mirábamos. Nos gustaba vernos así. Sonreíamos disimuladamente. Tú, sentada sobre un bordillo, recogías tu pelo que era movido por el viento. Piel y pelo morenos, ojos entrecerrados. Fumabas a ratos. Alguien te hablaba y reías. Las nubes, el sol, el viento, tú, tu sonrisa... quise recordarte así.

jueves, 15 de abril de 2010

Nerviosamente tranquilo.

Se abre el sol en la mañana. Breves destellos entran en el cuarto. Un cigarro llena de humo la habitación. Baila con la música. Yo paseo de un lado a otro, tranquilo. El aroma a café llena mis fosas. Me siento despierto, útil. Detrás de todo esto tiene que haber algo, algo que no puedo explicar. Tengo esta sensación que me oprime el pecho. Me dejo caer con ella en el sillón. Estiro mis piernas, así repartiré la presión por todo el cuerpo. Ahora una nube cubre el sol, la luz es gris, todo el cuarto se ha vuelto plateado y yo me sobrecojo en mi hueco. No comprendo estos cambios. Me vuelvo a levantar, busco la frescura de la luz de la cocina. Allí de pie pienso en la noche de ayer. No la recuerdo, no hice nada especial digno de recordar. Vuelvo al salón. El desorden me absorbe, no se donde parar. La música sigue sonando, me tranquiliza escucharla. Una calada y vuelvo a moverme. Estoy cansado ya de este paseo. Me siento, ahora, en la cama que hace de sofá. Es incómoda, no puedo apoyar mi espalda. Me dejo caer. Me duermo. Al despertar puedo oler con mayor intensidad el café. Me acerco a la cocina, me sirvo uno. Un cigarro complementa la excitación de la cafeína. La música se se vuelve más violenta. Por fin estoy tranquilo.

miércoles, 14 de abril de 2010

Punto

Carcomidos por el óxido de meses sin escribir, mis dedos, frágiles, huesos cubiertos de carne blanda, teclean perdidos sobre el ordenador. Una mirada, que sigue el cursor, incrédula ante lo que aparece tras este, cansada. No hay fluidez mental. No hay orden sintáctico. No hay mensaje nítido. El texto va decayendo. Buscando una salida entre puntos y comas. Cruzo las piernas, quizás así sea más fácil. Aunque el resultado no es del todo placentero. No necesito escribir nada, pero tengo una necesidad ardiente de sentarme aquí, y es escribir lo que hago cuando me siento aquí. Soy presa de mis costumbres. Realizo los mismo movimientos, salen de mi, como un autómata. Miro a través de la ventana. Nada. Unas nubes anaranjadas por la luz de los faroles se deja entre ver por las hoja del ficus. Una sube brisa lo mece. Esta casa necesita un poco de altura. Al igual que yo necesito más vida. Más. Quizás este sea el motivo por el que no me siento cómo ahora aquí, frente a la pantalla. Necesito tener motivos para escribir. Ni mi imaginación funciona. Ya no creo nada. No me interesa. Me parece absurdo. Me interesa más leer, aunque no lo haga. Quiero volver a disfrutar las mañanas. Ahora que hay sol no tiene que ser dificil. Quizás así rompa la rutina y vuelva a sentirme cómodo escribiendo.

jueves, 18 de marzo de 2010

happines

¿Qué haríamos para encontrar la felicidad? Es algo que algún liberal nos podría cuestionar alguna vez a lo largo de nuestra vida. Qué sucedería si la respuesta fuera que "Nada, porque sé que nunca llegaré a serlo" Evidentemente nos lo vendería, intentaría crear esa necesidad en nosotros; necesidad, que en parte, todos tenemos. No pararía de atosigarnos con increíbles ofertas, con noches de hotel en lugares paradisiacos, para leventar nuestra piel y hacernos partícipe de la "felicidad" comprada. Pero existe diferntes formas para encontrar la felicidad. Quizás ese sea el motivo por el cual nos la intenten vender. Quién consiga crear un tópico de felicidad en su negocio tendrá las ventas aseguradas. Pero... y las personas que están ahí? Esa sensación de no formar parte de ese sistema. ¿Serán felices alguna vez?

lunes, 8 de marzo de 2010

sería

Llueve. Lleva haciéndolo bastantes días, más de los que puedo recordar. Además no quiero hacerlo, estoy curioseando en mi mente, indagando sobre otros recuerdos más lejanos. O por lo menos ese parece. Parece mentira que haya pasado tan rápido el tiempo. Hace mucho que no me deslizo. Ya no tengo esa estupenda sensación bajo mis pies. Creo haber olvidado gran parte de las cosas que creía que nunca olvidaría. Esto, por ejemplo, creí que nunca dejaría de escribir por aquí... eso creía. Ahora me paro a buscar algo tras lo que no me pueda esconder. Que me deje escribir tranquilamente, sin avergonzarme de lo que leo, escribo, siento. Sería genial que saliese el sol, aunque solo fuese una vez más.