Rey sombra

Rey sombra

domingo, 8 de julio de 2007

24 h.

Me despierto tarde... miro el reloj y la una se asoma lentamente en las agujas. El vino que anoche parecía el néctar más jugoso, ahora se convierte en pastosidad y sed. Me levanto lentamente. La habitación oscurecida por unas cortinas que caen con suavidad en la ventana. Mi cuerpo perdido por la realidad avanza sin rumbo marcado hasta el baño. Tras realizar las breves tareas de higiene desciendo al verdadero mundo, a ese al que todos tememos enfrentarnos.
Una vez en ella descubro que no era tan tarde como pensaba, que no era tan terrible como creía. Me detengo frente a todo el mundo y comienzo a escuchar canciones. Estas quedan lejos de mí, como el medio día, al que aún le quedan un par de horas para llegar. En este momento disfruto de unos de los momentos más placenteros de la mañana, de esta mañana que se me ha planteado tímida, ruborizada ante los nuevos momentos por acontecer.

La tarde se presenta cansada, plomiza, muy calurosa. Las compañía es escasa, y la verdad, no muy deseada. Es en estos momentos, en los que sabes que verdaderamente estás solo, cuando disfrutas la soledad. Como es evidente no es un sentimiento muy cálido, pero si puede ser agradable. Escucho músicas que llevan a mi mente nuevos mundos, que aparecen y desaparecen en un instante. Está claro que esto es fruto del humo producido por toda la divagación matutina. Me siento tranquilo de estar así, pero atento a todo lo que me rodea... de repente algo sucede.

He dejado de escribir corriendo. Ocultarme detrás de las letras no ha servido de nada. Me he vuelto un ser confuso y sonriente. Me ha alegrado tanto pasar estos segundos así, sorprendido. En ese momento la tarde comenzaba a pasar, se perfilan nuevos rostros delante de mí. Recuerdo antiguas situaciones que no tienen nada que ver con la que está sucediendo ahora. Y esto es algo que es posible que no vuelva.

Como dije no volvió. La verdad es que no fue necesario que lo hiciese. Entre humo y tranquilidad ha pasado una tarde fantástica. Y la noche se plantea aún más cómoda y distinguida...

Distinguida si fue, hasta la policía nos agració con su presencia. Por esta razón no se pudo disfrutar la noche de luna menguante en la Alameda. Nos fuimos a refugiar a un bar, donde todo el mundo buscaba asilo. Era curioso ver como a casi todo el mundo le cierra la mente los bares... se sienten más vigilados, más controlados. Todo esto desembocó en mil conversaciones etíilicas, que finalizaron cuando a las 07:07 del 07-07-07 aires gauchos trajeron conversaciones olvidadas, pero ya desarrolladas en tardes pasadas.

Por fin he llegado a casa. Entro silencioso para no hacer mucho ruido... Es evidente. Aún así logro despertar a mi hermano. Es buena señal. Charlamos durante unos instantes. Asiento los recuerdos adecuados. Y tras esto vuelvo a mirar el reloj... Esta vez veo correctamente la hora. Las once de la mañana llevo veinticuatro horas despierto, con ganas de ver la realidad.

Me sigo deslizando.

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