Bonita noche de mayo, la luna, en cuarto menguante, pasea tranqulia tras una semana de cielos encapotados, mostrando colores plomizos. La temperatura es agradable, se deja estar. Odio tener esta sensación en el cuerpo, tener un pueblo en la cabeza. Lo detesto. Me intento olvidar siempre que puedo, intento deshacerme de él en mi imaginación. Pero sigue estando ahí, y casi me he acostumbrado ya a esta sensación. Últimamente no pienso en nada, no me dejo llevar, o lo hago muy facilmente. Detesto algunas cosas y aprecio otras, es ley de vida.
Deslízate.
Rey sombra

jueves, 24 de mayo de 2007
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