Una noche de esas.

En esta noche, calmada la atmósfera, la temperatura es deliciosamente agradable. La luna cuelga menguante sobre un cielo totalmente despejado, que se muestra sereno, tranquilo, que brillan las estrellas en él dándole un matiz más celestial, armónico en el caos. En esta tranquilidad me muevo, sonriente, como un estúpido. Acabo de pensar en ti y no lo puedo evitar. Es extraño como me he acostumbrado a ti, y cómo me sólo eso es suficiente. Noto la llegada de la primavera a cada segundo, cada batida de ala de golondrina me golpea en el estómago, me hace sentir su llegada. Este año el invierno está siendo pesado, largo y pausado... necesito el dinamismo de la primavera, para darle un sentido a esta estúpida sonrisa que nace sólo con pensar en ti... es absurdo, pero esta noche es así, y la luna lo está viendo todo. Pero sigo empeñado, como Sísifo, en seguir subiendo, aunque sepa que después tendré que descender... pero también el descenso hay que vivirlo.


Deslízate. Vuelve a hacerlo.