Rey sombra

Rey sombra

lunes, 28 de julio de 2008

Steinburg festival.

Al amanecer Steinburg despertaba como de costumbre. Sus abrigos seguían colgados de las perchas ya que eran en sí mismo perchas para las delicadas espaldas de estos. En las chimeneas columnas de humo de carácter colosal se erigían hacia la gran cúpula del cielo. No era de extrañar que todo en este pequeño pueblo pareciese grande, ya que sus habitantes eran unos seres no más grandes que un adolescente normal. Aunque su aspecto era demasiado ridículo, tenían una vida suficientemente digna como para poder bagar por el mundo. Pasaban años enteros encerrados en esta población transalpina, que todo el mundo ha olvidado ya. Cuando salían a otros municipios se les reconocía facilmente pues eran diminutos puntos brillantes. Brillantes sus calvas bajo el sol, brillantes sus vestimentas y sus sonrisas. Esa mañana no fue del todo rutinaria. Del bosque comenzaron a aparecer en grupos de cinco jóvenes y jovenas, según algunas políticas, que como de la nada levantaban pequeñas casas triangulares. Era increíble verlos. Aparecían de la nada con anteojos ahumados. Sus cabezas poseían un estupendo pelaje, algunos de los cuales brillaba con el sol, otros parecían suaves mantos que caían ligeramente sobre la frente de estos extraños seres. En pocos momentos fueron cientos... miles. Y de repente, como un susurro misterioso, de extraños aparatos metálicos que aparecieron en sus casas triangulares, empezaron a entonar melodías. Bocanadas de humo salían de sus bocas y líquidos rosados y rubios vertieron en sus vasos, alguno del tamaño de una maceta.

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