Rey sombra

Rey sombra

lunes, 17 de marzo de 2008

Lunes santo




Hoy la primavera se notaba más... aunque aún no haya llegado. La mañana parecía más tranquila que de costumbre. Nadie paseaba por el descampado, nadie hablaba en la cafetería, nadie pensaba en nadie, y todo el mundo desaparecía. Las horas pasaban rápidas, empujadas por un viento algo alborotador. Con la llegada de una pequeñas nubes la tarde apareció ante mí, y por fin alguien. De repente, sin esperarlo, tenía una voz en mi cabeza, rebotando en mi cráneo como una pequeña mosca frente a una ventana cerrada. Eran tantas las ganas de retenerla en mi cabeza que he procurado llevar toda la tarde los cascos puestos, no dejarle salida posible. Mientras recordaba recordé que al anochecer hay que dejar salir todo lo que llevas en la cabeza, dejarlo... De este modo continué caminando, aunque no lo hubiese hecho en todo el día. De esta manera llegué hasta aquí, sentado frente a esta pantalla. Es el momento de mirar las estrellas, que como fieles compañeras, dan buena conversación a la luna. En unos minutos quizás alguien llamado Juan aparecerá en mi vida, traerá flores con pasión, aunque seguramente no sean para mí, pero las querrá compartir conmigo. Su voz con forma de ondas hertzianas traerán cálidas melodías de pop que harán que las estrellas enmudezcan. Será entonces cuando, sin esperarlo, volverás a aparecer en mi cabeza. Tu sonrisa por un momento será la única imagen que seré capaz de ver. Sólo la luna, celosa, hará que me olvide de ella durante unos segundos. Tras los cuales comenzaré a recordar el fuego de tu pelo, tu mirada penetrante, que descubre lo que pasa por mi cabeza a cada segundo, y se alegra al ver que es su reflejo lo único que deambula por ella. Yo, mientras, me envolveré en un cálido humo, que traerá tranquilidad y hará que los sueños parezcan más cercanos. Entonces, y sólo entonces, pensaré que puedo ir a dormir. Espero que esta noche vuelva a soñar con la luz.

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